LA TÉCNICA DE RESPIRAR CON ACTITUD

     Ayer lo encontré por la calle Castillo. Hacía meses que no veía a ese amigo. Nada más verme, y estrecharme con un abrazo de salutación, me dijo: ya que siempre estás tan interesado en la respiración y sus efectos, te voy a pasar una técnica que aprendí con un maestro en mi último viaje: se llama Respirar con actitud. Le pregunté, ¿y cuál ha sido ese último viaje? Me miró muy serio y me respondió, ¡parece mentira, hombre, mira que solo preguntarme eso!, ¿la quieres conocer o no? Claro, le dije, soy muy curioso, y desde luego sé desde hace tiempo que hay más de trescientas formas de respirar, pero no recordaba esta que me indicas o no la relaciono. Bueno, me dijo, pues presta atención y, sobre todo, ponla en práctica.

 

     Y empezó a narrarme, a toda velocidad, la manera de Respirar con actitud:

 

     Primero: Enfoca tú atención en el corazón cuando inhales y en el plexo solar cuando exhales. El plexo solar se encuentra por debajo del corazón, justo debajo del esternón donde se juntan el lado derecho e izquierdo de la caja torácica.

 

    Segundo: Practica esta respiración un minuto para ayudar a anclar tú atención y tú energía ahí.

 

  Tercero: Después, escoge alguna actitud, o pensamiento positivo, para inhalar y exhalar. Por ejemplo, puedes inhalar una actitud de gratitud y exhalar una de humildad.

 

   Cuarto: Selecciona actitudes para respirar que te ayuden a compensar las emociones negativas y de desequilibrio de las situaciones por las que estés atravesando. Practica diferentes combinaciones de actitudes que quieras desarrollar. Puedes decir internamente: Respiro Sinceridad, Respiro Coraje, Respiro Tranquilidad… o cualquier otra actitud o sentimiento que quieras o necesites. Incluso si no sientes el cambio de actitud al principio, te ayudará a alcanzar un estado en el que tendrás más objetividad y ahorrarás energía.

 

    Quise decirle que me parecía una buena técnica para reciclar vicios mentales, obsesiones, y, sobre todo, para quitar la carga mental que a veces volcamos sobre nuestra conciencia, apedreándola con nuestros propios juicios perfeccionistas. Pero cuando empezaba a hablarle me dijo que tenía mucha prisa, me dio otro abrazo que casi me asfixia, y se marchó.          

 

   Supongo que mañana o pasado la pondré en práctica, mientras tanto he cumplido con ponerla aquí, por si a alguien le pudiera interesar...

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