Cuesta mucho deshacerse de los viejos modelos de vida. Todos los humanos tenemos algo de lo que le pasa a este simpático personaje de animación: ¡que ya no quería ser culito! Que ya no quería ser solo el final de su persona.
Pero pasa que nos empeñamos en pedir los cambios fuera de nosotros para provocar novedades en nuestras vidas, sólo con suponer que los deseamos realizar, pero sin llegar antes a la raíz misma donde se encuentra el software lógico de nuestra propia programación humana que, como se sabe, abarca todo lo intangible [¡uff, qué larga perorata!].
Claro está, desear es querer, pedir es empezar a lograr, pero hay que hacer antes algo más, por ejemplo conectar con nuestro software más íntimo… Existen muchos métodos para conseguirlo, sólo hay que practicar.
¡Caray, qué cosa!, ¿verdad?, no basta solo con decir ¡ya no quiero ser culiiiito!, aunque sí que puede ser un buen comienzo...