De arriba, de abajo, de un lado y otro, el Tiempo marca su propio ritmo.
Pero el Tiempo, aunque en profundidad no se sepa aún qué cosa sea, lo hemos creado los humanos. Porque las estaciones se cumplen en ir y venir en un proceso circular, y el yin y el yang de la noche y el día se suceden permanentemente. Si no tuviéramos el almanaque ni los relojes, ¿cómo íbamos a aclararnos con el paso de nuestro tiempo?
Es hermosa la inocencia del que admira los sucesos de la Naturaleza con la estoica sensibilidad de quien no espera los efectos, sino que vive en el Presente.
Mas vivir en el presente absoluto implica no equivocarse nunca: se dice que es parte de la sabiduría.
No se trata de la desmemoria, sino de vivir de Instante en Instante.
Solo el aquí y ahora... aunque el atardecer muera, como en mi vídeo de ayer, y no sepas qué ocurrirá mañana con tu vida. Por eso es bueno no mentirse ni mentir.
Sentarse interiormente con la placidez de quien goza de la expansión del universo y abre su visión más allá de los 360º.
¡Ah, parece curioso esto, que un atardecer de para tanto...! El Tiempo marca su desconocido ritmo...