por Alberto Omar Walls
Premisa
Este mundo que hemos hecho ha creado la globalización comercial e informativa. Ya lo advertimos hace algunos años quienes empezamos a reflexionar sobre la tan esperada y solicitada globalización. La idea en el papel no era tan mala porque nos habían obligado a verla como buena, pero en la práctica y aplicada en el tiempo, hemos acabado por verle los colmillos al enemigo: los grandes grupos oligopólicos utilizan la globalización para lo que les interesa.
Claro está que se ha globalizado la pobreza, la insolidaridad para los más necesitados por parte de los más poderosos. Aunque algo les ha salido mal, porque el ébola amenaza con globalizarse también. ¡Cuando la globalización podría conseguir que desaparecieran las desigualdades, se permite y se estimula lo contrario! ¿Qué razón oculta hay para seguir propiciando estas grandes diferencias? ¡Ejercer el poder total!
Razonamiento
Hace algunos unos años, James Warburg, banquero asociado a los Rothschild y a los Rockefeller, anunció en el senado norteamericano que guste o no tendremos un gobierno mundial. La cuestión es si se logrará mediante consentimiento o por imposición. Al parecer, las familias que tienen tanto dinero ejercen el poder absoluto. Han desarrollado la infraestructura necesaria para que la maquinaria de control de la humanidad funcione y pagan a una organización que domine los medios de comunicación y controle la información. Según escribiera Carrol Quigley, la red de conspiración que mueve los hilos del mundo está formada por banqueros y capitalistas internacionales: es decir, el alto mundo de las finanzas. Reúnen a su alrededor un ejército de científicos, tecnócratas, políticos y agentes marionetas, para hacer desde las sombras su alta política […] los imperios económicos internacionales están interesados en promover el endeudamiento de los Gobiernos. Cuánto más alta sea la deuda, más caros serán los intereses. Pero además pueden exigir al presidente de turno privilegios fiscales, monopolios de servicios o contratos de obras. Si este no acepta, provocarán su caída, promoviendo disturbios y huelgas que, al empobrecer a la nación, les obliga a claudicar ante lo que piden. What we says, goes [Lo que decimos, sucede], dijo Busch padre cuando le preguntaron sobre la caída de la URSS, y ese ‘we’, el nosotros al que se refería, no era otro que la agencia CFR, al parecer el gobierno invisible que todo lo controla y decide…
Conclusión
Aunque todo eso esté, yo sigo oyendo el rumoroso om que se contiene en todas las cosas. Porque OM es el sonido primordial a partir del cual nacen todos los sonidos, las vibraciones. Porque somos vibración… El otro día oí decir a Pablo, un niño diamante de cinco años, esta maravillosa afirmación: ¡Este mundo no es para sufrir, sino para ser felices!
¡Ojalá este mundo, y nuestra hermosa Tierra, se llene pronto de niños psíquicos, índigos, cristal, diamante y arco iris!