© Alberto Omar Walls
Todo va tan rápido, que no vale la pena gastar el tiempo en ser irónico con la persona que quieres. Irónico o empeñarte en la lucha de tener razón. Exprésate en tus emociones, pero no te quedes anclado en ellas, porque de igual manera que cambia el día con la mañana, la tarde o la noche, también vendrán desabridas madrugadas a la marmita de tu ánimo. Déjate fluir, exprésate, pero hazlo desde el pozo más íntimo.
No lo pienses, si quieres a alguien, dilo. Si lo odias, vete cuanto antes de su lado, no pierdas tiempo en arreglar juguetes rotos. No era un buen momento. La pena no arregla los desperfectos. Recomiénzate, y vive día a día. Bendícete y alégrate de estar en la vida y reconoce que estamos todos aprendiendo en esto de la existencia, minutos a minutos y segundo a segundo, electrón a electrón…
Porque somos energías en movimiento. Electrones danzando en el cosmos. Párate un rato en tu agonía y observa nuestros colores y formas. Somos mágicos, porque podemos viajar en todos los sentidos, viajeros de los tiempos, y porque podemos recrearnos en todo en cada momento que lo deseemos.
Yo acepto cada electrón que me conforma y me alegro del propio cosmos, inmenso, en el que danzan unidos mis cuerpos. Ese soy yo, no solo el cuerpo que refleja un espejo, sino una inmensa expresión de vida y energía que canta el valor de la acción y la interacción con los demás.
Y esa es la otra gran belleza que nos acompaña, que no estamos solos y que las respuestas vienen de la comprensión de que somos creadores de nuestros propios destinos, limitaciones y aciertos. Pero no pierdas mucho tiempo guardando emociones que pudran el ánimo. Así que si comprendes que el Amor es un buen vehículo para la comunicación, comunícate sin cicaterías, pero sin blandenguería, con convicción de que eres quien eres y que no le cierras las puertas al permanente canto de la existencia.
Aunque conozcamos de luces y sombras, aprender a pasar de dolerse es hermosura. ¡Regálate hoy un Sí a la vida!