Este lunes, 23 de abril, he de llevar mi coche a revisión, le tocan los cuarenta mil. Pero también dedicaré parte del día a reflexionar sobre "el papel del escritor en la sociedad". En esta sociedad global que a duras penas se aleja o trasciende de la cultura de las cavernas. Una sociedad global a la que le importa muy poco los cervantes, los 'chespir', los cavafis, los zolá, los beaudelaire, los andersen o las gabrielas mistral, por poner unos poquitos ejemplos de grandes nombres de escritores que nacieron y murieron en un abril ya pasado y que dejaron sus pieles de las almas en los libros que escribieron, para mostrar lo mejor y peor del ser humano, ese ser que habita (mos) la piel de la Tierra desde hace milenios... Ser (des)humanizado que sigue tan campante, como si con él no tuvieran que ver los grandes esfuerzos que unos pocos hicieron, hacen y hacemos por unos tantos...
La estupidez humana se ha pasado de rosca y ya no les motivan a los poderes (políticas y economías) las guerras y destrucciones de miles de vidas inocentes; porque quieren más sangre, más y más muertes a cambio de sus intereses mercantiles. ¿Y qué más querrán a estas alturas?
No creo mucho en eso de dejar libros por las calles donde parece que la paz sea lo cotidiano, habría que lanzar libros sobre los espacios donde se ejerce el poder y los comandos de las guerras; habría que obligar a dirigentes de la política y la economía a leer cada semana libros y más libros de quienes a lo largo de sus vidas han dejado constancia, en el arte de escribir, de la sabiduría, benevolencia, solidaridad, concordia, paz y amor...
Lo dicho, como la brevedad de la vida no da para mucho, celebramos este 23 de abril las muertes, en el 1616, de Cervantes y Shakespeare...
El genial manco de Lepanto (y muchas otras correrías), escribió que El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir, y quisiera yo ponerle coto hasta...
Y, también, entre muchas otras genialidades teatrales, siempre nos quedará la voz dolorida de un fantástico Hamlet con su Ser o no ser (shakespeariano).
¡Ay, si levantaran las cabezas nuestros genios favoritos! ¡Porque la literatura no es ya un arma cargada dispuesta al ataque y la defensa, como se daba hace cuatrocientos años!... ¡Ahora solo vale de entretenimiento, pasto de películas de acción e infografías!