"Un genio maléfico" y "Piel de cactus"

            Esta tarde, 10 de mayo, tuvo lugar en el Salón de la MAC de Santa Cruz de Tenerife, la presentación de nuestra nueva novela "Un genio maléfico". Tuve la suerte de tener junto a mí a Carmen Gloria Mesa y a Fabio Carreiro Lago y, entre el público que llenaba la sala, a muchos miembros de mi querida familia y también a cálidos amigos que me arroparon con su presencia y atención.

            Como se había anunciado por la AMULL, este era un encuentro para celebrar la literatura que me ha acompañado a lo largo de cincuenta años de producción creativa, obras de teatro, guiones, radio, relatos, poesía, novelas... El tiempo no daba para mucho más que para presentar la novela y proyectar en mp4 la película "Piel de cactus", 22 años después de que fuera rodada en 35 mm. Allí me sorprendió ver tanto a Rosanna Walls y a Cristina González, porque no me las esperaba, Cristi hecha ya una mujer y flamante doctora, cuando en la película era una niña. Se trataba de hablar algo de los contenidos de ambas creaciones y firmar libros, pero resultó, para mi sorpresa, que "todos" estaban encantados con la película y, en su mayoría, pudieron seguir perfectamente el discurso cuántico (por demás poético)  que el guión planteaba.

            ¡Lo que son los tiempos, y los cambios mentales! Cuando hace veinte años no se entendía nada y el guión literario podía parecer cuanto menos una locura, o una tomadura de pelo, ahora resultaba totalmente comprensible y, el hondo sentido poético con que se expresaban los personajes llegaba con nitidez a la mayoría de los asistentes. Este hecho abunda , dándome la razón, en los conceptos cuánticos de que el tiempo sea una entelequia y que vivimos inmersos en un universo implicado donde todo, tarde o temprano, halla su razón de ser. Desde esa perspectiva, doy las gracias a la matriz cósmica por haberme permitido hoy gozar, por encima del tiempo y las incomprensiones humanas, de una bonita sesión de aire fresco y respirar, junto a mentes creativas, la robusta consistencia de otra manera más abierta de entender la Vida.

 

            No puedo regalarles ejemplares de la novela "Un genio maléfico", esa tendrán que pedirla en librerías, pero sí que me complace adjuntar aquí el enlace de "Piel de cactus" para quien quiera visionarla libremente en su casa y pueda allí hacerlo sin ningún tipo de impedimento.

             En los últimos años el cine más serio y vanguardista se ha dado a conocer con títulos y autores que les rompen todos los esquemas a los espectadores. No ocurría así hace más de veinte años. Por ejemplo, mi admirado Christopher Nolan [Memento u Origen], que ya tiene gente de culto como yo, no se para a dilucidar si el espectador medio "va a entender el contenido" de sus películas. En su caso, estoy esperando con ilusión su próxima entrega, aunque dicen que hasta el 2020 no hay nada que hacer. Todo esto, porque vengo a hablar de una película que rodamos Aurelio y yo hace ya la friolera de 22 años, en 1997, bastante antes de que mi admirado Nolan se hiciera famoso. Rodada en 35 mm., como decía estuvo dirigida por Alberto Omar Walls y Aurelio Carnero, con guión de Alberto Omar Walls, teniendo en los principales intérpretes a Maryta Capote, Ecky R. Bogner, Yamil Omar, Rosanna Walls, José Manuel Segado, Socorro Anadón y Marta González de Vega, entre otros. La fotografía corrió a cargo del profesor de San Antonio de los Baños de Cuba, J. M. Arana, y la música la hizo expresamente para esta película Milena Perisic.

               Interesa ahora tratar aquí la temática que planteaba: Lo onírico, los sueños, las coincidencias e intuiciones; el mundo de lo que no se ve pero se anuncia... Es evidente que todo el film se expresa en el intramundo de los sueños, donde una realidad da entrada y cobijo a otra realidad, como en la técnica de las muñecas rusas. Nunca sabremos si estamos ante lo soñado o lo real en cualquiera de las secuencias que se observan a lo largo de todo el largometraje; la física cuántica da carta de naturaleza a elementos hoy tan evidentes como los distintos planos de la realidad, los mundos o universos que nos acompañan, además del entrelazamiento cuántico...

            Pero el aparente tema lineal de la historia se podría resumir de la siguiente manera: Cecilio fue un empresario modélico de una importantísima empresa de ventas mobiliarias durante muchos años, pero un día se vio en la necesidad o el impulso de cambiarlo todo en su vida. Quizá porque habían bajado las ventas, junto a los celos con su mujer, que lo amargaron en exceso durante tiempo o porque ésta, Julia, le reprochaba muy a menudo su carácter dominante y, en momentos, hiriente. En cualquier caso, lo come el insomnio y no sabe adónde va ni conoce un medio exacto de hallar un camino interior que lo sitúe en equilibrio. Por el contrario, y eso lo alarma, cuando precisamente ha dejado de buscar valores en la realización de sus objetivos empresariales, se sitúa en una desapasionada relación con lo que lo rodea, hasta el punto que no sabemos (ni el mismo lo sabrá )  si los sueños, los deseos y la realidad están intercambiándose permanentemente sin que logre deslindar los contornos de las experiencias de unos u otra; es decir, salta de la tercera a la cuarta dimensión espacial a través de las ensoñaciones.

               Por ello, quizá, decida contratar en sueños a un conocido asesino a sueldo para que mate a su mujer. En un deambular sin rumbo fijo, se le plantea la posibilidad de casarse por dinero con una mujer hermosa aunque le confiesa que le hubiese encantado hacerlo por amor, y hasta recibe dinero de manos de un amante desconocido que quiere deshacerse de su dama porque el tedio y el teatro de la vida los han engullido; y le paga para que Cecilio no deje huellas de su pasado. Al parecer, Cecilio y Sara (la mujer a la que debería matar por dinero, encarnado por Marta González de Vega) se acaban encontrando en el marco de la soledad y el dolor, y se gastan el dinero en una cena donde ya se anuncia la futura relación erótica. Ambos elementos, soledad y dolor internos, son como el caldo de cultivo para la comprensión de la ternura y pasión que les acomete la misma tarde en que se conocen, y creen o imaginan hacer el amor en una habitación de hotel de carretera teniendo como testigos silenciosos, y jueces, a los otros personajes que rodean sus vidas pasadas.

            Para quien quiera visionar el film de manera lineal, y desde luego para no dejarse caer en el tópico de que "no entendí nada" (como ocurrió con muchos en el años 2000), les sugiero que la vean como si el noventa y cinco por ciento de la cinta fuera un sueño, aunque, desde el guión no quise nunca hacer diferencias entre la vigilia de las tres dimensiones, tenidas por real, y los sueños que se fabrican en la cuarta dimensión.

 

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