Luis Cernuda es uno de los poetas más significativos de nuestra literatura. Sus libros así lo avalan: Perfil del aire, Égloga, Elegía, Oda, Un río, un amor, Los placeres prohibidos, Donde habite el olvido, Invocaciones a las gracias del mundo, La realidad y el deseo, Las nubes, Como quien espera el alba, Vivir sin estar viviendo, Con las horas contadas, Desolación de la Quimera.
El poema de Cernuda, Te quiero, que aquí escucharás en la voz de Alberto Omar Walls, de fondo el sonido de un cuenco tibetano, muestra al poeta de un permanente canto a la libertad, del rompimiento de las normas rígidas de la sociedad burguesa que le tocó vivir, de los deseos, y del amor sin límites. Este poema, sin tiempo, tan necesario hoy día, me recuerda a otro gran poeta del siglo XVII, Francisco de Quevedo, en un soneto magistral que testimonia un Amor constante más allá de la muerte: (...) Alma a quien todo un dios prisión ha sido,/venas que humor a tanto fuego han dado,/medulas que han gloriosamente ardido,/su cuerpo dejará, no su cuidado;/serán ceniza, mas tendrá sentido;/ polvo serán, mas polvo enamorado.
Puedo afirmar que Cernuda es uno de los poetas españoles más importantes de los últimos tiempos, y ocupará siempre un espacio de excepción en mis relecturas. Tiene el don de hacerse veraz fortuna creativa, un místico hallazgo para la sensibilidad. Y este es el poema, por si quieres recitarlo conmigo:
Te quiero.
Te lo he dicho con el viento,
jugueteando como animalillo en la arena
o iracundo como órgano impetuoso;
Te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;
Te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;
Te lo he dicho con las plantas,
leves criaturas transparentes
que se cubren de rubor repentino;
Te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.
Pero así no me basta:
más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte;
más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido.