El libro se presentó el pasado 9 de Enero, lunes, a las 7 de la tarde en el Salón de Actos del Círculo de Amistad XII de Enero de Santa Cruz de Tenerife, ciudad en la que nació Amparo Walls Hernández. Publicado por AMULL, con el apoyo del Gobierno de Canarias, la presente edición contiene una relectura de los libros de Amparo Walls Hernández, con un largo prólogo y notas específicas del escritor Alberto Omar Walls quien, por ser hijo de la autora, ha podido tener acceso a algunos textos que se mantenían inéditos. Ya es de interés rescatar textos ocultos, pero esta edición conlleva un acicate especial añadido para las personas que en la madurescencia desearan escribir. Porque nuestra autora comenzó a hacerlo pasados los noventa y cuatro años.
Ella poseía un alma artística, pues cantaba y tocaba el piano, y pudo en los últimos años potenciar sus aficiones para introducirse por completo en la redacción de sus escritos en forma de Memorias, un género literario que tiene que ver con la autobiografía. Escribió cuando tenía ya mucho tiempo para pensar y recordar, como les ocurre a las personas que van perdiendo las fuerzas físicas necesarias para ocuparse de los quehaceres cotidianos, pero, como conservaba intactas la lucidez y la memoria, por eso decidió editar sus recuerdos juveniles donde el ya olvidado Santa Cruz de los años veinte y treinta de mil novecientos cobraba un protagonismo esencial. Afirmaba que escribía para experimentar muchas sensaciones dormidas, y, desde luego, para darle movimiento al cerebro y la voluntad de vivir. Pero sobre todo para regalar a sus hijos, nietos, bisnietos y los lectores anónimos del futuro tinerfeño, los múltiples ramilletes de aromas del pasado que aún revoloteaban en sus recordadas imágenes. Los relatos del antiguo Santa Cruz contienen un aire fresco de humanidad que nos conmueve por su gran sencillez y naturalidad. También pretendía con sus escritos atraer al presente los sabores de otras épocas que nos permiten recuperar la ternura que aún late y parpadea en nuestro interior, haciendo resurgir el familiar y entrañable tesoro de viejas ideas y profundas ilusiones.
Nació en el santacrucero barrio de El Cabo el 1 de abril de 1914, fue bautizada en Nuestra Señora de la Concepción, siendo la más pequeña de seis hermanos, por lo que fue querida y mimada por toda la familia. Recuerda con cariño su infancia en muchos pasajes, y lo constata no solo en Mariposas de papel sino también en Párrafos de la memoria, y lo repetía cada vez que en una conversación salía el tema de su niñez. Era una constante suya siempre que recordaba a sus padres y hermanos. Aquella época fue un tiempo muy feliz, junto a una madre canaria muy creativa, como ella aficionada a la música y el canto, y a su padre andaluz, Leonardo Walls Casado, nacido en Sevilla en el seno de la familia Walls, severo pero con gran humor, muy tierno y cariñoso para con sus hijos.
Amparo Walls Hernández, además de gestar, parir y criar a seis hijos, y ser una ama de casa con todas las consecuencias de la época, siempre trabajó durante más de sesenta años junto a su esposo en el comercio de la Rambla Pulido y, como fuera Aries, y su signo tiene mucho que ver con el fuego, esta mujer ejemplar había logrado trasmitir a sus hijos la pasión por el arte y, no es de extrañar que hasta el final tocara el piano. O cantaba, como fuera el caso de que un par de horas antes de emprender el viaje definitivo entonara una de sus canciones preferidas, un fado con letra y música de Francisco Ferrer, y que cantaba melancólicamente desde su cama de la clínica.
El novelista Pablo Martín Carbajal dijo que esta autora narra desde la felicidad, y su ejercicio de haber escrito o grabado sus recuerdos es un regalo único e inmejorable... La autora no pudo asistir a la presentación pública de sus dos libros, según nuestra experiencia física local de las tres dimensiones, aunque estoy seguro que de forma cuántica se produjo el enlazamiento cósmico, como ocurrió en el Círculo el 9 de enero de 2023. Todos expresaron su reconocimiento por el valor testimonial de sus libros ante un público que llenó la sala, amigos, familiares y simpatizantes de la autora que siguieron con sumo interés las palabras de los presentadores de las obras. Fue un acto sumamente afectivo y vital, portador de un sustancial canto a la vida y la continuidad de la existencia a través de los libros. Porque podemos seguir siendo seres humanos apoyándonos en la memoria de los otros cada vez que un libro cae en manos del lector. Todos tuvieron palabras de cariño, respeto y simpatía por la autora y por lo que significaba de auténtica continuidad en su obra y enseñanzas de la vida. Porque Mariposas de papel y Párrafos de la memoria han sido unos libros muy celebrados por los amantes de la literatura de estética hondamente humana y porque los contenidos de ambas obras deambulan con sencillez por el recuerdo de la autora deteniéndose en algunas casas, calles y personas de los años veinte y treinta del siglo XX de esta capital de provincia.
La razón de la escritura con esa edad la confesaba en el interior de su primer libro, Mariposas de papel, sin que por ello dejara de admitir que la vida es lo que es con todos sus sabores y contrastes: para experimentar muchas sensaciones dormidas, darle movimiento al cerebro y voluntad al vivir. (...) Me agrada sentir la sensación de que he sido feliz a lo largo de tantos años, y no es que no haya tenido experiencias auténticamente negativas, pero hay algo en mi interior que tiende siempre a ponerle bálsamo a las asperezas y un ungüento mágico a las heridas. Además, la escritora, adelantándose con sensibilidad ecologista a su tiempo recomendaba a las nuevas generaciones que se empeñen cada día en ser más cariñosos y en cuidar y amar la Naturaleza, pues la auténtica cultura comienza con la libertad, el amor, la paz y la comprensión.
Animamos a la lectura de sus textos e incitamos a que se tome muy en serio el valor de la madurescencia como un factor que es aún productivo para la sociedad. Este pasado día 9 fue un verdadero éxito el encuentro en torno a Amparo y sus textos. Intervinieron Felicidad Batista, escritora y presidente de ACTE, Carmen de la Rosa, médica y escritora, Javier Medina López, catedrático de la Universidad de La Laguna, y el autor de la edición, Alberto Omar Walls, escritor e hijo de la escritora homenajeada.
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