Larga conversación con César Manrique es una de esas entrevistas que realicé entre el 1974 y 1980, porque colaboraba con Radio Nacional de España en Tenerife llevando dos programas, uno cultural y otro universitario. Por eso iba a todos lados con un pesado magnetófono de bobinas, como llamábamos antes a la grabadora que hoy te cabe en un bolsillo y llenas horas de grabación digital con unas pequeñas pilas alcalinas.
Grabé esta entrevista en El Almacén de Arrecife, espacio creado por César Manrique y Pepe Dámaso. Era aquél un lugar especial de gran atractivo cultural que, durante aquellos años, se hizo inevitable referente por ser el generador de una gran movida cultural cuyos ecos cruzaban nuestras restringidas, y pacatas, fronteras.
Hace ya más de doce años que le hice esta entrevista al investigador Félix Herrera. Entonces vio la luz en la Revista de la Universidad de La Laguna [la desaparecida RULL], en la sección de entrevistas que titulé La otra cara de…. Nunca antes la he vuelto a reproducir ni he tenido ocasión para ello. Es lamentable que no exista una revista universitaria, al estilo o distinta que lo fue RULL. Era evidente que la dependencia institucional tarde o temprano acabaría con ella. Unos años estuve como colaborador y codirector de RULL, junto a mi amiga la periodista Cándida González Afonso, jefa del gabinete de prensa de la ULL, aunque es cierto que los momentos actuales quizá no necesiten de una publicación en papel, sí acaso digital. También hay que tener en cuenta que los costes de impresión en nuestras islas han impedido que este tipo de proyectos tengan continuidad.
Hoy me vino a la memoria esta bonita entrevista que le hice al profesor e investigador Félix Herrera, ya que vivimos en estos días la experiencia de que la NASA transportó a Marte el robot laboratorio llamado ’Curiosity’. Precisamente el profesor Herrera empezó a trabajar con el espacio desde 1958, aún antes de fundarse la NASA, participando en los proyectos Vanguard, Mercury, Géminis, Apollo y Skylab...
Me pregunto: ¿‘Curiosity’ podrá comprobar si hay agua en Marte? ¿Qué tipo de vida descubrirá?, ¿sabremos reconocer ‘ese tipo de vida’ fuera de nosotros si acaso es diferente al que nos conforma a los humanos? ¿Podrán contestar las cámaras y el laboratorio del sofisticado robot éstas y muchas otras preguntas que todo científico y ser humano medianamente consciente siempre se formulará?
La presente entrevista con Juan José Delgado que aquí se publica vio la luz por primera vez en mi sección titulada La otra cara de... perteneciente a la Revista de la Universidad de La Laguna, RULL, meses de abril-mayo, pp.24-25.
El escritor Juan José Delgado es profesor de Literatura de la Universidad de La Laguna y autor de las obras Estantigua (Premio de cuentos Ciudad de Santa Cruz, 1988), Canto de verdugo y ajusticiados (Premio de Novela Ciudad de La Laguna, 1988), Viaje a las tierras perdidas (novela juvenil, 2002), La fiesta de los infiernos (novela, 2002), de los poemarios Tres gritos favorables bajo las nubes (1985), Comensales del cuervo (1989), Un espacio bajo el día (1996), El libro de la intemperie (2005) y su última entrega, de 2011, la novela La trama del arquitecto.
En su labor como investigador se ha ocupado principalmente del estudio de la narrativa canaria del siglo XX, destacando sus trabajos sobre la obra de los fetasianos Isaac de Vega y Rafael Arozarena. En 1999 prologó y seleccionó los textos para el libro El cuento literario del siglo XX en Canarias (estudio y antología). Animador cultural y promotor de proyectos literarios, dirigió la revista Fetasa y Atenea. Fue presidente del Ateneo de La Laguna donde, en 1994, organizó el II Encuentro de Narrativa Canaria. Dos años más tarde, en 1996, participó también en la organización del II Congreso de Poesía Canaria.
En La trama del arquitecto, su última novela, Juan José Delgado nos propone un curioso mundo que poco a poco va revelando al lector: Gedeón Bramante, un tirano presidente de la extraña nación de Nubada, un territorio mítico que se halla amarrado a una dictadura inhumana y estrafalaria, busca seguridad en un búnker al que sitúa en el paraje desolado de la Caldera de Cavernaria, un vasto espacio inhabitable, guardado por unos extraños e inquietantes pobladores. Todos los personajes que habitan la novela se sienten amenazados. Se va creando un duro estado policial con el que se pretende descubrir y abortar las conspiraciones. En esta novela, Juan José Delgado crea un espacio imaginario de insondables reminiscencias míticas siguiendo la célebre tradición de espacios literarios tan carismáticos como la Santa María de Juan Carlos Onetti, Comala de Juan Rulfo, el Macondo de Gabriel García Márquez o Celama de Luis Mateo Díez. En la mejor estela del Valle Inclán de Tirano Banderas, el autor lleva a cabo una actualización del género del esperpento.
Del pintor Manolo Yanes, amigo y valioso artista, he escrito varias veces, pero hace ya años le hice una entrevista bastante larga que cuajó en un texto que se editó en la revista Cuadernos del Ateneo de La Laguna, concretamente en el Nº 13. Aquí la reproduzco íntegramente tal como figura en sus páginas. Jugando a las paradojas me permití titular dicha entrevista con el curioso título "La entrevista que nunca ocurrió". Sugiero que se visite su web para mayor conocimiento de su obra: http://www.manoloyanes.com
Estando en la revista universitaria RULL, hice algunas entrevistas a distintas personalidades vinculadas con el quehacer universitario. Qué duda cabe que una de esas personas obligadas debía ser el pintor Pedro González. Y es que de siempre admiré a Pedro, no sólo por ser uno de los artistas más relevantes de Canarias, o por tener una personalidad indomable, ni tampoco sólo por su tremenda entrega política a la ciudad de La Laguna desde que fuera elegido primer alcalde democrático, o por su infatigable y proverbial voluntad de trabajo, sino, también o sobre todo, porque me sorprendía el gran contraste que mostraba con su talante dandy al tiempo que se expresaba abiertamente, sin andarse nunca con medias tintas. Bueno, quizá también hubiera algo de emocional en el recuerdo que le guardé en el baúl de mis agradecimientos juveniles, pues fue quien me hizo la portada de mi primera novela La canción del morrocoyo, y cuidó su edición con la Imprenta Católica. Era un bello collage a partir de un cuadro de Marc Chagall. Ah, amigos míos, si alguien me consiguiera al menos un ejemplar de esa primera edición. Los he regalos todos y no tengo ninguno, ni lo hallo en libros usados ni en agotados, ni en nada de nada… Qué pena, ¿no?
Esta sencilla entrevista de 1998 deja la rica personalidad de Pedro González a la mitad de los caminos. Creo que constituye una medina aportación para el posible conocimiento de su pensamiento artístico, pero también es cierto que el texto debía adaptarse a la doble página que me permitía la RULL. Además había que incluir las dos fotos obligadas de Emeterio, quien siempre me acompañó en mis encuentros con los entrevistados.
Debajo de estas líneas va el texto de la entrevista publicada [el completo de la grabación no sé dónde andará y si seré capaz de encontrarlo después de tantos años, aunque nunca se sabe]. También aporto otro texto más que le escribí para el catálogo de su exposición dedicada a los cementerios y la muerte. El mismo Pedro me lo pidió expresamente, me dijo quiero que escribas para mi catálogo, pero escríbeme sobre Om Mani Padme Hum. En verdad que, cuando lo oí, me dejó en suspenso, mejor diría que helado, pues no sabía yo que él supiera de mí que debiera conocer este o cualquier otro mantra tibetano.
Varias veces me he preguntado, ¿por qué esa tarde el pintor Pedro González me pediría que escribiera en el catálogo de su exposición sobre Los cementerios algo que se refiriera a Om Mani Padme Hum? Estaba claro que él sí sabía lo que me estaba solicitando, ¿pero por qué me había lanzado el reto de que me basara en el famoso mantra que nos abre al lenguaje de la compasión? Pero no me dijo nada nunca. Es decir, no me lo ha aclarado hasta ahora. Alguien se lo habría pasado, o había asistido en India a algún tipo de rito donde un monje se pasó la noche velando a un moribundo mientras rezaba el Om Mani Padme Hum, o tuvo la inspiración mientras pintaba sus geniales cuadros… No he resuelto esa duda, pero sí conservo el texto que en aquella ocasión le escribí para su catálogo de los cementerios.
También tengo de Pedro otro escrito sobre sus guaches que publiqué en la prensa tinerfeña hace ya muchísimos años, pero no sé dónde tengo ese documento gráfico aunque sí que conservo el original escrito a mi puño y letra en la misma libreta donde escribí el original autógrafo de La canción del morrocoyo hace ya cuarenta años [depositado este año en La Casa Museo Pérez Galdós].
Como siempre usé un magnetófono o grabadora para las entrevistas. En muchos casos me ajusté a las preguntas que llevaba preparadas, pero con otros entrevistados la comunicación se agrandaba y tomaba un cuerpo demasiado amplio para meterlo en las dos páginas de la revista RULL.
He guardado la mayoría de los sobrantes pero, en su momento, recomponía la entrevista ajustándome al espacio del que disponía, por eso me puedo permitir la libertad y el lujo de hacer aparecer esta nueva versión, apareciendo ahora no sólo tal como salió en la revista RULL en su momento, sino con la versión completa, sin cortes. ¡Cómo en las películas, vamos!
Mas releyendo estos días el amplio material sobrante, he comprobado que en esas líneas se decantaron las expresiones más humanas de Fernando Gabriel Martín. Solo quiero decir que la entrevista oficial, es decir la que va en primer lugar, contiene menos elementos hondamente expresivos de la personalidad del entrevistado, aunque creo su mensaje y reflexiones quedaron bien testimoniados.
Pero como a mí, estos grandes pedazos de palabras me parecen tan sustanciosos, por ello he decidido compartirlos y darlos a conocer al universo. Y porque siempre es hermoso presentir la voz íntima de una persona tan hondamente humana.
Fernando Gabriel Martín (Tenerife, 1948) es licenciado en Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid. Profesor de la Universidad de La Laguna desde 1971 y Catedrático de Historia del Cine y Medios Audiovisuales en 1995. Fue coordinador del Proyecto de Ley del Patrimonio Cultural de Canarias y miembro de la Comisión Regional de Patrimonio Histórico. Ex-crítico de cine del periódico El Día (1976-1978), miembro fundador del Colectivo Cinematográfico Yaiza Borges, jurado en varios Festivales de Cine y miembro del comité de redacción de las revistas de cine Rosebud y Latente. Sus trabajos de investigación y publicaciones han abarcado básicamente los terrenos de la arquitectura, el patrimonio cultural y la historia del cine, y ha dirigido varias memorias de licenciatura y tesis doctorales, intervenido en congresos y organizado exposiciones sobre estos temas.
Ha publicado diversos artículos, así como los libros "Arquitectura doméstica canaria" (1978, 1981), "La primera imagen de Canarias. Los dibujos de Leonardo Torriani" (1986), "La imagen congelada. Fotografía y cine en la colección de Andrés Padrón" (1994, director), "Santa Cruz de la Palma: la ciudad renacentista" (1995), junto a Benito Fernández Arozena, "Ciudadano Rivero. La Rivero Film y el cine mudo en Canarias" (1997), "Guía de Arquitectura de Gran Canaria" (coautor, 2005). Está especializado desde los años 90 en Luis Buñuel y el surrealismo.
La había colgado en otro blog que he tenido, pero queriendo actualizar esta web, ¡que lleva su trabajo!, he vuelto a releer mi conversación de hace años con el profesor Ramón Trujillo[1], y me sigue pareciendo interesantísima. Recuerdo aún que entre los dos, sobre la mesa, se hallaba mi magnetófono o grabadora y Ramón iba desgranando sus respuestas sin perder en ningún momento su característico sutil tono de humor, pero hablando siempre conmigo, olvidado por completo de la grabadora. Ese aspecto le confería a la entrevista un talante muy directo, además de confiado y sincero, propio del maestro que siempre fue.
Por aquel entonces publicaba yo en la desaparecida rull[2]. Con la relectura de esta entrevista se me han vuelto a plantear en el magín muchas cuestiones, como que el significado de las cosas no es el significado de las palabras, aunque tendamos en la vida diaria a confundir ambos juegos de comunicación y relación. Si las palabras apuntan a muchas más cuestiones que al corazón de la cosa que señala o la cosa misma, ¿dónde empieza y acaba la posibilidad de una auténtica comunicación a través de la palabra?
El significado profundo de las relaciones lo marcan tanto la actitud y los hechos como los gestos, aunque los seres humanos nos metamos a propiciar significaciones en un continuo tráfico de afectos y emociones conflictivas. Y desde luego, en una confrontación dialógica, preferimos desoír el valor auténtico que le da a sus palabras el interlocutor con quien hablamos, frente al que le imaginamos oculto o connotado.
¿Es sólo cuestión de saber escuchar y de tener asumidos los mismos mecanismos de re-interpretación de los significados de las palabras que usan y usamos para relacionarnos?
En aquellas declaraciones de mi profesor y amigo Ramón Trujillo [editadas en el nº 5 de la Revista de la Universidad de La Laguna, rull Mayo-Junio de 1997, con cortada de Mauricio Jiménez], en mi sección titulada La otra cara de…, en ella, entre otras cuestiones, afirmaba que cuando él hablaba de significados…
- …estoy hablando de la identidad de la palabra; el problema es que el significado de una palabra no lo podemos describir, porque tiene que ver con todos los usos, que son infinitos...
Se supone que, en última instancia, cuando hablamos deberíamos tomarnos mucho más tiempo del que usamos para hablar y escuchar. Así podríamos ir poco a poco desgranando en nuestro interior el gran cúmulo de significaciones e interrelaciones que se nos pueden dar en una conversación mínimamente profunda. Aunque sabemos ya que para algunos las palabras no significan gran cosa, pues las usan en su mayoría para zaherir o simplemente defenderse, lo mismo que un arma...
¿Tornaremos al supuesto primitivo hallazgo de significado y significante, cuando aún no se han producido las grandes interferencias de los multisignificados o polisemias? En cualquier caso, si eso llegara a ocurrir, la literatura poco tendría ya que decirnos y es muy posible que tampoco pudiéramos leerla. ¿Para qué ha de existir la poesía si la palabra no guardara ya las sorpresas y dobles sentidos de nuestras existencias?
Le tengo un afecto muy especial a Ramón, porque fue mi profesor (¡genial!, y eso que a mí no me daba la apetencia creativa por la lingüística general), porque trabajé con él cuando asumió unos primeros años la responsabilidad de vicerrector de Extensión Universitaria, y, también, aunque parezca muy nimio o infantil, porque representé en el Paraninfo, sobre su tesis doctoral, la obra de Arrabal, Ceremonia por un negro asesinado. Claro está, eran otros tiempos, y todos esos recuerdos nos connotan las emociones.
Bueno, diré aquí la historia, aunque sé que en otro lugar quedó ya escrita: corría el curso 1969-70, y en el Paraninfo siempre acabábamos congregándonos todos los universitarios y cualquier manifestación tenía llamamiento y demanda. Es significativa una anécdota protagonizada por el Grupo Fragua, Teatro Universitario de la Universidad de La Laguna que entonces yo dirigía. Íbamos a representar dentro del Certamen Insular de Teatro, organizado por el Círculo de Bellas Artes, una pieza teatral por demás muy poética y pergeñada desde un lenguaje icónico emparentado con el absurdo, titulada Ceremonia por un negro asesinado, de Arrabal, quien por razones concretas le resultaba al sistema político franquista persona crítica hasta el punto de ser declaro persona non grata por el gobierno español. Al parecer, este calificativo tenía la base de exilio obligado, aunque el autor tuviera entonces una edad que difería en mucho de las de aquellos republicanos que vivían exilados de su patria y, como él mismo ha confesado, su exilio fue siempre voluntario. El Grupo Fragua tenía la pieza a punto en el día previsto para su estreno en el Paraninfo, los decorados del pintor grancanario José Dámaso estaban fabricados, la propaganda realizada y que... el Gobierno Civil nos niega la representación. Por la intervención directa del Rector de la Universidad, Jesús Hernández Perera, con el Gobierno Civil se nos permite la representación por una sola vez y si es representada como ensayo general, por tanto a puerta cerrada. Se corrió la voz del hecho y también la consigna del día indicado del supuesto ensayo general, ¡a puerta cerrada! Nos apareció a las ocho de la noche, en el Paraninfo, un público improvisado que vino a significarse en número en torno al 50% de la población estudiantil de aquella época. Para alargar la corbata del escenario, recurrimos a transportar desde los bajos de la Biblioteca General, arrastrándolas por los pasillos, las muchas cajas de madera que contenían los tomos de la tesis doctoral, que había llegado esa misma semana desde la imprenta, de nuestro querido profesor Ramón Trujillo. Al día siguiente, representamos la obra sobre su docta investigación. Como era de esperar, el éxito fue absoluto.
Lo dicho, quiero compartir con ustedes el texto de aquella entrevista de hace tantos años, donde el gran profesor e investigador Ramón Trujillo, como siempre, se mostró muy ágil, inteligente y, sobre todo, sabio…
[1] Para un mayor conocimiento de su personalidad, remito al lector a la web de la Academia Canaria de la Lengua
ttp://www.academiacanarialengua.org/academicos/rtrujilloc
[2] Qué extraña experiencia, he descubierto que todos los números de la revista han desaparecido de la nube del Internet. Estaban en soporte digital y, de la mañana a la noche, ya no están. Aún en esta época de decretazos, no es recomendable que parte de la memoria escrita de las instituciones desaparezca por decreto.
En la revista RULL publiqué en el número correspondiente a noviembre-diciembre de 1997 la entrevista con el profesor y creador Andrés Sánchez Robayna. Hombre de trato sencillo y exquisito, transmite una notoria seguridad en su pensamiento y afirmaciones. La reproduzco en pdf.
Andrés Sánchez Robayna nació en Santa Brígida (Las Palmas de Gran Canaria) el 17 de diciembre de 1952. Cursó estudios de Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona, donde se doctoró en 1977. Ha sido conferenciante y profesor en diversos centros y universidades de Europa y América. Fundó y dirigió las revistas Literradura (Barcelona, 1976) y Syntaxis (Tenerife, 1983-1993), considerada «una de las expresiones más altas del pensamiento crítico en torno a la literatura y las artes plásticas» de la reciente historia cultural española. Fue director de la sede canaria de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), así como responsable del Departamento de Debate y Pensamiento del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), de Las Palmas de Gran Canaria, a raíz de su fundación. Es catedrático de Literatura Española de la Universidad de La Laguna. Ha recibido el premio de la Crítica por su libro de poemas La roca (1984), así como el premio Nacional de Traducción (1982) por su versión de la poesía completa de Salvador Espriu.
Además de poesía, ha publicado diversos libros de crítica e historia literaria, y dos volúmenes de diarios. Ha desarrollado también una amplia labor de traducción poética (William Wordsworth, Wallace Stevens, Paul Valéry, Salvador Espriu, Joan Brossa, Haroldo de Campos, Ramón Xirau...). Actualmente dirige el Taller de Traducción Literaria de la Universidad de La Laguna.
[Foto: Emeterio Suárez]
Hace ya un poco más de diez años, el 5 de mayo de 2002, en el Auditorio de El Sauzal, y en el seno de un Curso de Comunicación organizado por el gran profesor de la Universidad de La Laguna José Luis García Pérez, entrevisté al pintor Pepe Dámaso. Por tanto, en directo y en el escenario frente a un público real. La entrevista fue recogida en vídeo. Me permito incorporarla hoy a mi web, sobre todo por el altísimo valor testimonial que contiene.
Como en todas las entrevistas, el protagonista invitado va marcando la pauta a seguir en el decurso del desarrollo del encuentro. Siendo Pape Dámaso un artista total yo contaba con que su personalidad extrovertida e improvisadora no fuera a ajustarse o ceñirse a un pliego de preguntas rígido previamente redactado por mí. Es decir, no iba a ser el perrito que me siguiera, por el contrario, creo que todo entrevistador, aunque ha de estar totalmente preparado sobre el personaje que presenta, sobre todo debe mostrarse absolutamente abierto a la improvisación y a cambiar cuantas veces sea necesario el rumbo virtualmente previsto del diálogo.
Era lógico pensar que Pepe trazara su camino mientras yo tenía la obligación de no perderme en todas sus propuestas sino el de ir reconstruyendo la trama que tenía prevista desde el comienzo. Porque, aunque el protagonista fuera el entrevistado, toda entrevista va destinada siempre a que un público real la saboree y goce. Esa es la razón por la que muy a menudo se me ve en el vídeo reconstruyendo la conversación, mirando páginas y preguntas arriba y abajo, con el objetivo de que el mínimo de propuestas se quedaran fuera o que cuestiones importantes no aparecieran nunca.
Y en una entrevista en directo el tiempo cuenta, aunque con personas de esta dimensión humana habría que dejarlos hablar, que vayan a su aire, sin tener en cuenta el tiempo o el espacio. Pero los modelos en vivo son así, como el teatro, se abre el telón y se cierra en un tiempo marcado, real. Claro está, en nuestro caso, sin cortes ni publicidad…
Aquí van tanto el dossier de las preguntas, que en su día confeccioné para realizar la entrevista cara al público, como el vídeo de una hora cuatro minutos doce segundos.
En 1998 entrevisté a la profesora Dulce María González Doreste. La entrevista se publicó en el mes de julio de ese año, en el número 8 de la revista rull. Ella es Catedrática de Filología Francesa, perteneciente al Departamento de Filología Francesa y Románica de la Universidad de La Laguna. En aquella entrevista decía de ella que es Menuda e inteligente, me mira con sus ojos grandes que aún se agrandan más cuando contesta. Sus respuestas son rápidas, dichas al dictado de la sinceridad, como si estuviéramos en una cafetería tomándonos unos cafés. Pero estamos en la oficina de la calle Viana, entre llamadas telefónicas y entradas y salidas de alumnos que piden información. También da vueltas a nuestro alrededor Emeterio, buscando con su cámara la otra cara fotogénica del rostro íntimo de Dulce González Doreste.
En la entrevista empezaba preguntándole ¿por qué Copi?, haciendo referencia a una de sus muchas publicaciones, El teatro contemporáneo francés: Copi, y por que sin duda este gran dibujante y hombre de teatro resumía en sus compromisos y actividades artísticas un sin número de voluntades y valías que lo hacían para nuestra generación un nombre excepcional. Ya desde los primeros años de los sesenta, el argentino Copi [Raúl Damonte Botana, 1939-1987] había participado con Arrabal, Jorodowsky y Topor en las actividades y puestas en escena del Grupo Pánico. Este movimiento, inspirado tanto en el dadaísmo y el surrealismo, como en las ceremonias pánicas, preconizaba la expresión de la totalidad [dios Pan: todo], y la integración de todas las estéticas en la ceremonia teatral frente al público. Influyó muchísimo en los teatreros de entonces, entre los que me encontraba, lo que motivó que en el Paraninfo de la Universidad lagunera pusiera en escena con el Grupo Fragua, Ceremonia por un negro asesinado de Fernando Arrabal. Es una pena que no queden recuerdos visuales de los montajes de aquella época.
Aquí debajo reproduzco en pdf las dos páginas de la entrevista que se publicó en su momento en el Nº 8 de la Revista rull [julio, 1998] como el texto completo de la entrevista. Y he retomado aquí la entrevista completa de Dulce González Doreste porque creo que decía unas cuestiones sumamente interesantes que no pudieron entrar en aquellas dos hojas de la revista, por evidente falta de espacio. Sus opiniones sobre la corrupción [término cada vez más actual en este 2013 que comienza], o sobre el compromiso consigo mismo, o la interesantísima definición que plantea del sufrimiento…
P.- ¿Qué opinas del ser que sufre?
R.- Según, según qué tipo de sufrimiento...
P.- El que se te ocurra, el físico, el mental, el social... ¿qué es sufrir?
R.- Crecer, madurar y hacerte mejor, progresar, yo soy muy positiva. Te quiero explicar la idea mía del sufrimiento, de por qué entiendo yo así el sufrimiento, es porque… bueno, que si el sufrimiento está ahí, y es una cosa de la que no podemos escondernos de ella y entonces pues... creo que a toda experiencia de la vida hay que sacarle algo, entonces yo, con 43 años de vida, no dejo ni uno solo mío detrás, ni uno, ni el más puto (eso no lo pongas) ni el más difícil, ni el más duro, ¿por qué?, porque cada vez me voy gustando más y cada vez estoy más en paz conmigo misma, y cada vez me voy trabajando más y evidentemente quien no sufre, quien no lucha, quien no llora, pues no crece…
Entrevista a la actriz Lola Herrera